El 17 de agosto Yellowknife, una de las ciudades más grandes del norte de Canadá, tuvo que ser evacuada ante la advertencia de que un incendio forestal podría llegar hasta el lugar ese fin de semana.
Más de 20.000 habitantes de Yellowknife, capital de los Territorios del Noroeste, tuvieron plazo solo unas horas para abandonar la ciudad. «Quiero subrayar que la ciudad no corre peligro inmediato», «Pero si decides quedarte, estarás en peligro y pondrás en peligro a los demás», declaro Shane Thompson, ministra de Medio Ambiente de la región.
Las declaraciones, que buscaban hacer un llamado a la calma, entre líneas dejaban entrever la responsabilidad que conllevan decisiones inapropiadas ante este tipo de emergencia.
Al ya conocido cambio climático, factor más que determinante en los incendios forestales que afectaron a nuestra región en el 2017 y 2021, para no tomarse con la necesaria preocupación la preparación en torno a este tipo de emergencias por parte de la sociedad civil, y la importancia de su rol en momentos de crisis relacionados con incendios particularmente violentos, previo a la llegada de las unidades de emergencia.
No estamos hablando de la confección de cortafuegos o limpieza preventiva de desechos en la interfaz, área donde el combustible vegetal, se encuentra cercano a las casas, construcciones u otro tipo de infraestructura crítica, como hospitales o colegios. Estamos hablando de como organizadamente los vecinos pueden abordar de mejor manera este tipo de emergencias.
De las experiencias europeas y norteamericanas la falta de organización cívica parecer ser el talón de Aquiles ante una emergencia que mezcla fuertes temperaturas, poca visibilidad por el humo, problemas respiratorios, escases hídrica, poca movilidad para vehículos y personas y falta de empatía y liderazgo en una acción inicial que es determinante en sus primeros minutos, minutos en los cuales los encargados o profesionales de la emergencia muchas veces no se encuentran en el lugar.
A una fuerte campaña preventiva se debe sumar en tiempos modernos la preparación en hábitos que hoy la población se niega asumir a cabalidad, por ejemplo la correcta ubicación de vehículos particulares en calles y pasajes sin las dimensiones para facilitar el ingreso de vehículos de emergencia, sumado a la nula definición de vías de evacuación que contribuye a un caos inicial que tiende a acrecentarse cuando existen personas con movilidad reducida que deben ser reubicadas en un lugar seguro, y si a eso sumamos el uso inapropiados de los recursos hídricos disponibles en el sector amenazado por un incendio forestales tenemos el escenario perfecto para un caos que podemos saber dónde comienza pero no cuál será su final.
En términos prácticos, hace rato las oficinas de emergencia municipal, conaf, empresas forestales vienen trabajando con la población materias preventivas que pretenden evitar la ocurrencia de incendios forestales, pero se hace también necesario trabajar las acciones en los minutos previos a la llegada de los primeros respondedores, ese espacio de tiempo donde los vecinos organizados asumen la primera responsabilidad para comenzar a sentirse seguros, protegidos y a salvo.
Cristian Pareja Diaz
Ingeniero en Administracion
Miembro DET Lautaro
